lunes, 28 de septiembre de 2009


Durante el último año de la escuela secundaria es freceunte escuchar la pregunta ¿qué vas a estudiar el año que viene?, o en el mejor de los casos ¿ya sabés lo que vas a hacer el año que viene?.

Este interrogante puede llegar en forma constante de tus padres y profesores, pero también, y no siempre en menor medida, de todos aquellos que te rodean (amigos, hermanos, vecinos, otros familiares) e incluso de personas no tan cercanas a tu entorno cotidiano. Pareciera que la sociedad en su conjunto se atribuye el derecho de cuestionar tus proyectos personales y tu futuro.

Y esto es así, indefectiblemente, porque la próxima finalización de los estudios secundarios te ubica en ese lugar: el lugar de quien se acerca al cierre de una etapa, en este caso la “escolar”. Es decir, es sumamente visible para los demás que se avecina un cambio externo: no hay más lugar en la escolaridad obligatoria para vos y por lo tanto todas las miradas parecen centrarse en la formulación de tu “decisión”.

Es importante que seas conciente de esta presión social y sepas que es padecida por la mayoría de los estudiantes que estan por finalisar la escuela media. Esta situación te revela claramente algo que seguramente ya sabías: es necesario dejar de ser alumno secundario, abandonar ese lugar conocido para que esas experiencias se conviertan en recuerdos. Sólo al aceptar el fin de esta etapa será posible empezar a imaginar un lugar diferente, novedoso, desconocido aún, que se irá construyendo lentamente. Muchas veces la angustia que provoca esta despedida (del colegio, los amigos, los profesores, los horarios conocidos, el estilo de las clases, los métodos de estudio, etc) se oculta pero aparece en su lugar una enorme confusión o desgano.Incluso en algunos chicos estos sentimientos se evidencian a través de un muy mal rendimiento escolar el último año, “estirando” así la finalización, inevitable, de esta etapa.

Para poder elegir que forma irá tomando la carrera de tu vida es necesario empezar a imaginar ese proyecto, y para comenzar a delinear esas fantasías es imprescindible animarse a decir adiós al mundo del secundario.

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